Cascais- Lisboa

Fondeamos en Cascais, en la desembocadura del Tajo, a unas pocas millas de Lisboa. Parada casi obligatoria para los que vamos a Lisboa. Tuvimos la suerte que había una concentración de barcos clásicos, todos navegando en la misma zona… muy bonito.
El fondeadero es muy bueno y bonito. Muchas terrazas, cafés, todos los servicios, edificios señoriales, playa enfrente.. Allí estaban todos los veleros que nos habíamos encontrado por el camino, vamos que nos juntamos el barrio entero.
Disfrutamos de baños mañaneros, guitarra y risas un par de días, también con la parejita del Noaua. Por la noche de el día en el que la madre se marchó, después de navegar dos semanas con ellos, ya estaban dormidos, cogimos el chinchorro, fuimos a su velero sigilosamente y… les cantamos todos al unísono una serenata a la parejita!! con una gran canción romántica… Que bonito!!
Al día siguiente zarpamos de nuevo los cinco a Lisboa. Navegación de placer con el viento perfecto hasta Lisboa. No vimos fondeadero alguno pero la marina es barata. Hay un tranvía que te acerca al centro de la ciudad o si no son 15- 20 minutos andando. Me impresionó muchísimo esta ciudad. Es muy juvenil, se nota que hay mucho estudiante y turismo. La gente es muy abierta y hay mucha vida cultural. Patear y patear por la ciudad, como típicos giris despistados mirando todo con ojos bien abiertos, hay tanto detalle en los edificios, parques, plazas…
En un par de días, después de tantísimas risas, con mucha pena nos tuvimos que despedir de las chicas… Ellas tenían que volver y nosotros seguir el viaje. Unas cervezas y una cena especial y al día siguiente volvíamos a estar Roberto y yo solos. Fue raro lo que antes era normal, después de cinco días con ellas en el barco (nunca había silencio) el velero quedo como vacío. Nos teníamos que concentrar de nuevo en preparar el velero para zarpar de nuevo esta vez a Canarias, a la isla de la graciosa, pegado a Lanzarote. Agua, comida, estrenamos burdas... etc…